¿Es Dios un dictador tirano?


Es común escuchar o leer comentarios de personas (sin entrenamiento filosófico ni teológico) clamando que Dios es un “dictador tirano”, mayormente por misoteístas y ateos “pop” (o del “nuevo ateísmo”). Opiniones muy similares se escuchan en adolescentes y jóvenes que consideran al teísmo, a priori, como una postura absurda o anticuada. A continuación, analizaré este punto de vista de Dios bastante propagado enfocándome en la naturaleza y concepto mismo de dictadura, luego con el concepto de tiranía para finalmente compararla con la naturaleza de Dios, misma que se ha descrito desde la tradición cristiana intelectual derivada de Platón y Aristóteles.

 

Christopher Hitchens y Dios

Christopher Hitchens es un ateo que ha cobrado relevancia en estas últimas décadas y considerado como uno de los mayores representantes del “nuevo ateísmo” siendo autor de libros como God is Not Great: How Religion Poisons Everything (Dios no es Bueno: Alegato contra la religión) publicado en 2007. Hitchens no es el único gran representante del nuevo ateísmo, tenemos también a Sam Harris[1], Daniel Dennett[2], y al biólogo Richard Dawkins[3]. Varios de los argumentos de estos ateos han sido rigurosamente criticados y expuestos por teístas intelectuales, como lo son John Lennox[4] y Edward Feser[5]. Sobre la misma temática recomiendo también la reciente obra A New Theist Response to the New Atheists publicada en 2020[6].

No voy a abordar todos los argumentos del nuevo ateísmo, sino me voy a enfocar únicamente en la idea de que “Dios es un dictador tirano” que el nuevo ateísmo sostiene. Tomaré a Christopher Hitchens como ejemplo de ello. En uno de sus debates afirmó sobre Dios:

“[Dios] puede condenarte por un crimen de pensamiento mientras duermes, debes someterte a una total vigilancia alrededor del reloj cada minuto de tu vida despierto y dormido (digo de tu vida), antes de que nazcas e incluso peor, que donde comienza la verdadera diversión, después de que estás muerto; una Corea del Norte Celestial”[7].

En otras palabras, los escépticos considerarían a Dios como competitivo. Un tirano, un orgulloso que te vigila 24/7 buscando en sus criaturas a quien juzgar y condenar. Hitchens compara esto con Corea del Norte. De aquí algunos pueden concluir que, dar gloria a Dios significa reducir nuestra propia gloria; que el dar atención solo a Dios implica denigrarse así mismo. En realidad, es lo contrario. Como dijo Ireneo de Lyon: “Porque la gloria de Dios es un hombre vivo; y la vida del hombre consiste en contemplar a Dios” (Adversus Haereses 4.20.7). Lo que quiere Dios de sus criaturas es que experimenten la vida en plenitud. El Dios viviente quiere a sus criaturas completamente vivas (biológica y espiritualmente) así como él también es completamente vivo. Una vida como la zarza ardiente que no se consume; es lo que quiere Dios vis-à-vis con su creación.

¿Por qué razón Hitchens, y muchos otros, llegan a comparar a Dios con un tirano? Seguramente por la idea de, si tu das un mal paso, o no aceptas lo que te dice, o cometes un error, o tienes algún mal pensamiento, entonces serás castigado. Pero esa no es la manera correcta de ver el asunto. Desde el teísmo clásico, Dios no necesita nada ni nadie. En su estado perfectísimo carece de necesidades. Dios es Dios. La creación no puede “causar” a Dios porque es Dios quien causa la creación. Dios no se “ofende” ni tiene “ira” en el sentido humano pues, nada causa a Dios porque él es perfección máxima. Para Stephen de Young, la “ira” de Dios “no tiene la intención de expresar un estado apasionado o emocional de parte de Dios. Esta es una distinción importante para romper la caricatura popular del Dios enojado y vengativo”[8].

Entonces, ¿qué es la “ira de Dios” en la Biblia? Es la pasión de Dios por poner las cosas en su sitio, o el de promover la rectitud. Dios “odia” si no estoy vivo, y “odia” aquello que me impide vivir plenamente. Young nos explica de la siguiente forma:

“La ira de Dios es la experiencia del juicio y la justicia; así la ira de Dios es experimentada en Su Presencia . . . Dios es justo. Dios es santo. Está rodeado por la plenitud de Su gloria . . .Dios no está sujeto o juzgado por algún otro estándar. Más bien, así como Dios es amor, Él es también justicia, santidad, gloria, y así sucesivamente”[9].

 

La dictadura, ¿es peligrosa?

La dictadura es una “forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas”[10]. Con esa definición en mente, ¿crees que la dictadura es algo malo? Entendamos este tema con la teoría política que encontramos en la República de Platón. Una obra excelente que nos sirve para entender la naturaleza de la dictadura.

En una parte de esta obra Platón imagina una Estado-pueblo perfecto hipotético (República, V-VI). Se nos introduce un sistema político llamado sofocracia. En esta sofocracia tenemos un filósofo rey que, según Platón, este sería el único, y mejor líder posible para este Estado perfecto. Este no es elegido por el pueblo, sino que es alguien entrenado desde niño para que tenga un conocimiento genuino de la Verdad y la Bondad quien será colocado para que gobierne la nación. Este no es corrupto, no pretende impresionar ni busca sus propios intereses, simplemente es el mejor individuo para gobernar. En definitiva, el filósofo rey es un dictador, pero con cualidades perfectas e ideales para gobernar sobre toda la nación.  ¿Te suena esto a una dictadura peligrosa? Seguramente no.

En realidad, sería ideal tener un dictador que sabe muy bien lo que es mejor para el ciudadano y la ciudadana. Mismo quien le importa mucho los intereses de sus ciudadanos con un conocimiento estupendo de la Verdad y la Bondad. Sus capacidades las usa para construir la mejor sociedad posible y la más estable. Todo esto suena mucho mejor a lo que vemos en nuestro mundo: compañas políticas, sus disturbios, elecciones, divisiones, etc.

Hipotéticamente, Platón creía que estos filósofos reyes son los ideales para gobernar cualquier nación o Estado. Estos podrían existir en la vida real, en la práctica. Pero aquí el problema de la dictadura: la corruptibilidad y la falibilidad del dictador. Por supuesto, un dictador perfecto sería maravilloso. Pero los dictadores son humanos, y los humanos están muy lejos de la perfección. En la práctica, los dictadores constantemente están propensos a errar, o de provocar algún desastre (accidentalmente o no).

Hemos visto en la historia dictadores que fueron tiranos, opresivos, violentos, etc., causando mucho mal a la sociedad por causas egoístas y lo peor es que nadie los puede frenar. Todo esto por la naturaleza humana imperfecta del dictador. Esa es la razón de por qué la gente teme la dictadura y la rechaza. La dictadura no es mala per se. En pocas palabras, el mal de la dictadura recae en el mal del dictador. Pues, es la corruptibilidad del ser humano que convierte al dictador en tirano.

 

Dios, ¿un dictador tirano?

Una cosa es ser dictador y otra muy diferente es ser un dictador tirano. Como vimos en el subtema anterior, el mal de la dictadura recae en el mal del dictador. Pero, ¿qué si fuésemos gobernados por un ser que posee perfección máxima? Dicho de otro modo, ¿qué pasaría si estuviéramos bajo el gobierno de un dictador perfecto? Si el problema con la dictadura es la corruptibilidad, falibilidad e imperfección del dictador, entonces, necesariamente, un dictador incorruptible, infalible y perfecto no sería ningún problema (al menos no en el mismo sentido). Y aquí hallamos la debilidad de la analogía de Christopher Hitchens al comparar los seres humanos con Dios. Hay que tomar en cuenta que Hitchens no está arguyendo sobre la existencia de Dios aquí. Más bien, arguye que, siendo el caso de que Dios exista, tal Dios sería un objeto malvado.

Pero si la razón de considerar a Dios como un “objeto malvado” se basa en su analogía con la dictadura humana, y considerando que la dictadura humana implica todo tipo de imperfección, para luego aplicársela a Dios, entonces tal analogía no funciona. Si existiera una persona que sabe genuinamente, infaliblemente, y realmente qué es lo mejor para mí, brindándome mandatos, leyes y guía sobre cómo vivir de la mejor manera posible, esa persona sería genuinamente benevolente. Sería totalmente irracional no hacer lo que esta persona te dice que hagas. Por supuesto, esta es la descripción de Dios: un ser omnisciente, omnipotente y amoroso que realmente sabe lo que es mejor para ti y para mí.

Muchos pueden objetar al decir que el Dios cristiano no es perfectamente moral porque ordenó genocidios, muertes, etc., y todos ellos están registrados en el AT[11]. Pero Hitchens no se está refiriendo a ningún Dios en particular. Dice que el mero hecho de que un Dios omnisciente exista, ipso facto, lo convierte en un tirano. Pero afirmar esto demuestra no entender la razón de por qué una dictadura es poco favorable: la corruptibilidad del dictador. En última instancia, Hitchens gravemente confunde dictadura con tiranía y los usa como si compartieran el mismo significado, pero no es así. Veamos:

Dictador: persona que tiene poder absoluto sobre un Estado o una nación.

Tirano: persona que gobierna un Estado o una nación de manera opresiva y cruel.

Ser dictador es tener poder absoluto sobre un Estado, mientras que ser tirano es usar ese poder de forma opresiva, cruel e irracional sobre el Estado. Si un Dios perfecto existe, sí podríamos describirlo como un dictador, pero muy difícilmente describirlo como un tirano. Pues, un Dios perfectamente amoroso no gobernaría a su creación de forma opresiva ni cruel. Un Dios perfectamente racional no gobernaría a su creación irracionalmente. Desde la perspectiva aristotélica-tomista, un dictador humano es tirano en potencia. Pero Dios carece de potencias, sino que es Acto Puro. Si ser Acto Puro implica no tener cambios, entonces es perfecto. Esto crea una grandísima división entre lo divino con lo humano.

Dios, siendo perfección y amor máximo, nos ha creado y nos ha dictado leyes, principios y normas para que nuestras vidas se rijan por lo que es mejor en beneficio de la misma. En el Salmo 119:97-101 leemos una alabanza a la ley divina (TNM):

97 ¡Cuánto amo tu ley! Reflexiono en ella todo el día. 98 Tu mandamiento me hace más sabio que mis enemigos porque siempre está conmigo. 99 Soy más perspicaz que todos mis maestros porque reflexiono en tus recordatorios. 100 Me comporto con más entendimiento que los hombres de edad porque obedezco tus órdenes. 101 Me niego a andar por cualquier mal camino a fin de poner en práctica tu palabra.

Las leyes tienen cierta imposición positiva, y las amamos. Es como cuando estás aprendiendo a manejar un auto. Hay alguien allí dándote una instrucción, guía y tienes que seguir una serie de normas y leyes por tu propio bien. Se te guía cómo agarrar el volante, usar los pedales, la caja de cambios, espejos, etc. Mientras más de estas instrucciones, mejor. Pues, todas estas buscan un fin: garantizarte un bien. Así mismo con las leyes, mandamientos, principios y normas por el ser más perfecto, Dios, a través de su Palabra. Mientras más leyes, mejor. Él nos conoce mejor que nadie, ¿por qué no hacer caso de sus palabras? Sus leyes nos perfeccionan. Él nos dice: “Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón” (Jer. 31:33 RV2015). Desea que nos dejemos depositar sus leyes en nuestro interior porque cada una de sus leyes buscan un bien mayor en nosotros. Pero, ¿las leyes no violarían la libertad, o libre albedrío? Lo contesto con otra pregunta: ¿dónde es más libre el tren, dentro sus rieles o fuera de ellas?

 

Conclusión

Christopher Hitchens comparó la dictadura de Corea del Norte con Dios[12], pero esto es risible. Corea del Norte está bajo el gobierno de un dictador humano, corruptible, imperfecto, sin conocimiento absoluto de la Verdad ni de la Bondad, susceptible a fallar gravemente. Si una nación está bajo un dictador humano imperfecto, entonces es altamente probable que su gobierno también sea imperfecto e ineficiente. Mientras que un mundo gobernado por un Dios perfecto, omnisciente, omnipotente, omnibenevolente es garantía de un mundo hacia el bien y la perfección. Dios nos dicta leyes, mandamientos y principios porque nos conoce mejor que a nosotros mismos. Por lo tanto, la idea de que Dios es un “dictador tirano” recae en una confusión de conceptos y en una errada analogía, pues, una cosa es ser dictador y otra es ser tirano. La dictadura no es mala per se, sino la corruptibilidad del dictador.



[1] The End of Faith: Religion, Terror, and the Future of Reason.

[2] Breaking the Spell: Religion as a Natural Phenomenon.

[3] The God Delusion.

[4] En varios apartados, Lennox aborda algunos de los argumentos del nuevo ateísmo en su libro Disparando contra Dios: Por qué los nuevos ateos no dan en el blanco. La recomiendo para quienes se están iniciando en la apologética teísta.

[5] The Last Superstition: A Refutation of the New Atheism (La Última Superstición: Una Refutación al Nuevo Ateísmo).

[6] Puedo recomendar otras obras recientes que abordan estas temáticas, Brierley, Justin & Wright, N.T. 2023. The Surprising Rebirth of Belief in God: Why New Atheism Grew Old and Secular Thinkers Are Considering Christianity Again. Véase tambien Johnstone, Nathan. 2018. The New Atheism, Myth, and History: The Black Legends of Contemporary Anti-Religion; Monteverde, Agustín. 2021. Mitos, dogmas y epopeyas: Del viejo Dios a la nueva ciencia.

[8] Young, S.D. (2021). The Religion of the Apostles: Orthodox Christianity in the First Century. Chesterton: Ancient Faith Publishing, p. 172.

[9] Ibid, p. 175.

[10] Britannica, The Editors of Encyclopaedia. “dictatorship”. Encyclopedia Britannica, 23 Dec. 2022, https://www.britannica.com/topic/dictatorship. Accessed 15 April 2023.

[11] Tema para un próximo artículo.

[12] Hitchens también ha expresado que, aparte de que Dios es tirano, también es un acosador que nos vigila constantemente. John Lennox señala las palabras de Hitchens de la siguiente manera: “En cualquier caso, describir a Dios como alguien que está constantemente vigilándote es una triste caricatura. Triste porque, como señalé a Hitchens en aquel momento, también podríamos describir el matrimonio como ‘vivir con alguien que está vigilándote continuamente’. Esta visión negativa dejaría fuera todo lo maravilloso de la más profunda de las relaciones humanas, del mismo modo que la caricatura de Hitchens hace lo propio con todo lo maravilloso de la más profunda de las relaciones: la de un ser humano con su Creador” (Lennox, J.C. 2016. Disparando contra Dios: Por qué Los Nuevos Ateos no dan en el Blanco. Barcelona: Andamio, p. 180).

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