Seis días de creación: Una perspectiva evolutiva


En este breve artículo, compartiré una ilustración que muestra cómo la narrativa bíblica del Génesis parece estar, hasta cierto punto, en armonía con el conocimiento científico actual sobre la historia geológica de la Tierra y la evolución de la vida. Los seis días de la creación, descritos en el Génesis, y los eventos clave en la evolución planetaria revelados por la ciencia moderna, más que contradecirse, parecen complementarse.

Tengo amigos Testigos de Jehová con un amplio conocimiento en diversas disciplinas científicas. Uno de ellos, quien trabajó en el Museo de Historia Natural de Chicago, me compartió sus conclusiones sobre la evolución de la vida y la Tierra en relación con el relato del Génesis. A pesar de ser precursor regular, también es un evolucionista convencido. En una de nuestras reuniones por Zoom en el año 2022, me mostró una ilustración (traducida al español por mi) que había creado para uno de sus tours virtuales, donde combinaba ambos enfoques de manera fascinante (más abajo la explicación):


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Día Uno (Génesis 1:3-5):

Este día marca el inicio de la diferenciación entre la luz y la oscuridad, o el día y la noche. En términos geológicos, este período podría corresponder al Eón Hádico, que comenzó hace aproximadamente 4600 millones de años con la formación de la Tierra. Durante este eón, nuestro planeta era una esfera de roca fundida y gases, sin una atmósfera estable. La diferenciación entre día y noche podría interpretarse como el inicio de la rotación terrestre y el enfriamiento gradual de la superficie, permitiendo que la luz solar comenzara a penetrar la densa atmósfera primordial. Este proceso continuaría durante el Eón Arcaico, que comenzó hace unos 4000 millones de años, cuando la Tierra empezó a desarrollar una corteza sólida y una atmósfera más definida.

 

Día Dos (Génesis 1:6-8):

Este día se caracteriza por el desarrollo de la atmósfera y el inicio del ciclo del agua. Estos eventos corresponderían principalmente al Eón Arcaico y se extenderían al Eón Proterozoico, que comenzó hace 2500 millones de años. Durante estos períodos, la atmósfera terrestre evolucionó significativamente. En el Arcaico, la atmósfera era rica en gases como el metano y el dióxido de carbono, pero carecía de oxígeno libre. Con el tiempo, y especialmente durante el Proterozoico, la aparición de organismos fotosintéticos comenzó a cambiar la composición atmosférica, aumentando gradualmente los niveles de oxígeno. El ciclo del agua se estableció a medida que la Tierra se enfriaba, permitiendo la formación de océanos líquidos y el inicio de los procesos de evaporación y precipitación.

 

Día Tres (Génesis 1:9-13):

Este día se asocia con la formación de los continentes y la aparición de la vida vegetal terrestre. La formación de los continentes es un proceso que comenzó en el Eón Arcaico y continuó durante el Proterozoico, con la aparición de los primeros supercontinentes. Sin embargo, la aparición de plantas terrestres ocurrió mucho más tarde, durante el Eón Fanerozoico, específicamente en el Período Silúrico (443.8 - 419.2 millones de años atrás) y el Devónico (419.2 - 358.9 millones de años atrás). Las primeras plantas terrestres eran pequeñas y simples, pero evolucionaron rápidamente. Durante el Devónico, aparecieron las primeras plantas con semillas, lo que representó un importante avance evolutivo. Las “frutas y hierbas” mencionadas probablemente se refieren a plantas más avanzadas que aparecieron aún más tarde en el registro fósil.

 

Día Cuatro (Génesis 1:14-19):

La descripción de que “el ambiente se aclara” podría interpretarse como un cambio significativo en la atmósfera terrestre que permitió una mayor visibilidad del cielo. Este proceso fue gradual y abarcó varios períodos geológicos. El aumento de los niveles de oxígeno durante el final del Proterozoico y el inicio del Fanerozoico habría contribuido a una atmósfera más clara. Sin embargo, eventos como la explosión del Cámbrico (al inicio del Período Cámbrico, hace 538.8 millones de años) y los cambios en la composición atmosférica durante los períodos subsiguientes también habrían influido en la claridad de la atmósfera.

 

Día Cinco (Génesis 1:20-23):

Este día abarca la aparición de una gran variedad de formas de vida animal, desde criaturas marinas hasta aves y reptiles voladores. Este amplio rango de evolución se extiende a lo largo de varios períodos del Eón Fanerozoico:

  • Las criaturas marinas complejas aparecieron durante la explosión del Cámbrico y continuaron evolucionando a lo largo del Ordovícico (485.4 - 443.8 millones de años atrás) y períodos posteriores.
  • Los insectos, incluidos los voladores, surgieron durante el Devónico y se diversificaron enormemente en el Carbonífero (358.9 - 298.9 millones de años atrás).
  • Los primeros vertebrados voladores, los pterosaurios, aparecieron en el Triásico tardío (hace unos 228 millones de años).
  • Las aves evolucionaron a partir de dinosaurios terópodos durante el Jurásico (201.3 - 145 millones de años atrás).

 

Día Seis (Génesis 1:24-31):

El último día creativo representa la evolución de los vertebrados terrestres y culmina con la aparición de los humanos. Este día abarca un amplio período de tiempo dentro del Eón Fanerozoico:

  • Los primeros vertebrados terrestres (anfibios) aparecieron en el Devónico tardío.
  • Los reptiles, incluidos los dinosaurios, evolucionaron durante el Carbonífero y dominaron la Tierra durante el Mesozoico (Triásico, Jurásico y Cretácico).
  • Los mamíferos surgieron en el Triásico (251.9 - 201.3 millones de años atrás), pero se diversificaron principalmente después de la extinción de los dinosaurios no aviares al final del Cretácico (66 millones de años atrás).
  • Los murciélagos, los únicos mamíferos con vuelo verdadero, aparecieron durante el Eoceno, hace unos 50 millones de años.
  • Los humanos modernos (Homo sapiens) evolucionaron mucho más recientemente, hace aproximadamente 300,000 años, durante el Período Cuaternario del Eón Fanerozoico.

 

Conclusión

La historia del Génesis puede verse de una forma que se conecta con lo que la ciencia nos dice sobre la Tierra y la evolución de la vida. Como evolucionista, pienso que cada día de la creación refleja eventos importantes, desde cómo se formó nuestro planeta hasta la llegada de los seres humanos. Esta forma de ver las cosas no solo hace que el diálogo entre la fe y la ciencia sea más interesante, sino que también muestra que ambas pueden llevarnos a entender mejor la realidad. Al unir conocimientos de la biología y la teología, podremos responder con más precisión a las preguntas que giren en torno al carácter de Dios y crear una mejor teodicea. Esta fue solo una breve muestra de mi comprensión sobre las ciencias modernas y la Escritura.


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